Disciplina Positiva para Familias
¿Por qué es importante que familia y escuela vayan de la mano?
Cuando hablamos de familia y escuela, hablamos de dos espacios de aprendizaje en los que los niños y las niñas conviven desde edades cada vez más tempranas. Se trata así de dos agentes educativos que representan una gran influencia para la infancia (y la adolescencia) y su desarrollo. En definitiva, dos contextos de enseñanza que se complementan y que, por tanto, han de coordinarse.
Tomar consciencia de ello nos permite tener una reflexión sobre por qué es importante crear y cuidar un vínculo entre ambas. Y, de esta forma, cambiar el discurso existente sobre su relación, saliendo de nuestras creencias y expectativas para trabajar mano a mano, familia y escuela, por un bien mayor: el progreso y el bienestar integral de niños y adolescentes.
Qué veremos en este artículo:
- ¿Qué es el vínculo entre familia y escuela?
- ¿Cómo establecemos una buena relación entre familia y escuela?
- Abrir las puertas de la escuela
- Poner las nuevas tecnologías al servicio de una comunicación fluida y eficaz
- Abrir las puertas del cole antes del comienzo escolar para favorecer el proceso de adaptación
- Conclusión
La familia y la escuela desempeñan un papel fundamental en el crecimiento de nuestros hijos e hijas.
¿Qué es el vínculo entre familia y escuela?
Es la relación que se da entre los dos agentes educativos orientada a asegurar el desarrollo óptimo de los alumnos y las alumnas.
Para abordar la problemática de esta relación necesitamos adoptar una actitud constructiva, colaborativa y abierta a la diversidad, manteniendo siempre el enfoque en el progreso de la infancia y la adolescencia, como la razón de existir del vínculo entre familia y escuela.
Sólo así lograremos ahondar en los desafíos que dificultan su relación, ver cuáles son los puntos a reforzar y dónde tender puentes.
Para ello, es imprescindible consolidar un clima cómodo para las dos partes que las invite a la cooperación y que les permita trabajar de forma satisfactoria.
¿Cómo establecemos una buena relación entre familia y escuela?
Básicamente, creando conexión. Para ello necesitamos trabajar en tres puntos sencillos pero laboriosos que nos permitirán establecer los cimientos sobre los que erigir una relación fluida y accesible entre los dos agentes educativos:
- Unidad: manteniendo un enfoque de unidad por un objetivo común: el progreso de los niños y las niñas.
- Comunicación fluida: estableciendo una comunicación fácil y constante desde la escucha activa, la empatía y el respeto mutuo.
- Confianza: trabajando una relación de confianza como escalón hacia la cercanía y la cooperación.
Abrir las puertas de la escuela
De esta manera, con la intención de crear y cuidar una relación estrecha y fructífera entre familia y escuela, se hace imprescindible abrir las puertas de esta última para:
-
Crear puntos de encuentro con la familia dentro y fuera de la escuela:
Organizando actividades de interés para los alumnos y las alumnas (juegos, clubs de lectura, de escritura creativa, teatro, concursos de dibujo, mercadillos solidarios, crear proyectos para recaudar fondos, salidas conjuntas, etc.) en las que madres y padres no sólo participen, sino que también se involucren en su organización junto a alumnos y maestros, estrechando lazos.
Se trata con ello de reforzar la conexión: entre las familias y sus hijos, entre las familias y el personal docente y entre éstos y sus alumnos.
Humanizar la escuela, apostando por las relaciones interpersonales, poniendo en práctica la educación en valores que traspasa las aulas.
Pues estos puntos de encuentro nos permitirán conocernos más allá de nuestros papeles como «la madre o el padre de” y «la o el profe» para conocer a la persona que hay detrás de estas facetas y facilitar también el contacto con otras madres y otros padres. Y que niños y adolescentes aprendan de forma participativa formas respetuosas de relacionarse con los demás.
-
Utilizar el espacio físico de la escuela como punto de formación para padres y docentes:
El sistema educativo actual está quedando cada vez más obsoleto, una realidad que se está viendo denunciada por cada vez más docentes, familias y profesionales del mundo educativo.
Es urgente una educación basada en las necesidades reales de niños y adolescentes.
Una educación que no sólo apueste por la inteligencia cognitiva, sino que también incluya la inteligencia emocional y dé más espacio a la educación medioambiental, a la educación en igualdad y en el respeto por los Derechos Humanos y a la educación en valores. Una educación que se centre en transmitir habilidades sociales y para la vida que ayuden a nuestros hijos e hijas a desenvolverse de forma sana y equilibrada en su vida adulta.
Otro punto importante a tener en cuenta es que la educación en el hogar repercute en el desarrollo escolar. Hoy, son cada vez más las familias que apuestan por una crianza consciente y respetuosa, informándose y formándose como no se ha hecho con las generaciones anteriores. Y también hay cada vez más docentes y profesionales de la educación quienes están complementando sus conocimientos para llenar el vació que el sistema educativo actual está dejando.
Por tanto, es fundamental que la escuela abra sus puertas para charlas, encuentros, seminarios, talleres… con el fin de dar lugar a la infancia y a la adolescencia al ofrecer tiempo y espacio para conocer lo que realmente necesitan.
Poner las nuevas tecnologías al servicio de una comunicación fluida y eficaz
Hoy todos contamos con dispositivos inteligentes en nuestros bolsillos y una gran parte hacemos uso de ordenadores, así como de Redes Sociales. Las escuelas están adaptándose cada día más a esta realidad digital y es difícil no encontrar una que no tenga página web o que no haga uso del WhatsApp o de una Aplicación educativa con la finalidad de agilizar el contacto con las familias y mantenerlas informadas casi a tiempo real. Que hagamos un uso responsable y eficaz es labor tanto de la escuela como de los padres y las madres para favorecer la interacción.
Abrir las puertas del cole antes del comienzo escolar para favorecer el proceso de adaptación
Es imprescindible empezar a trabajar en la creación del vínculo familia – escuela desde el momento en que formalizamos un niño o una niña como alumno/a de un centro escolar concreto. Hacerlo favorecerá el proceso de adaptación conexión entre familia – escuela – alumno. Abrir las puertas del centro antes del comienzo del curso escolar, por ejemplo, para crear puntos de encuentro a través de actividades varias (bailes, cuentacuentos, juegos, gymkanas…) ayudará a «romper el hielo» y a que niños y niñas tengan un primer contacto con su «segundo hogar» y vayan más tranquilos y seguros al comenzar las clases. Esto es de una enorme importancia para los más pequeños cuando se enfrentan al cole por primera vez en su vida. Pues poner cara y conocer a quienes les vayan a cuidar y a sus futuros compañeros les reducirá el estrés y la ansiedad ante tal acontecimiento.
Conclusión
La educación es cosa de dos: familia y escuela.
Esforzarnos en trabajar los tres pasos desarrollados más arriba nos ayudará a reconvertir los escenarios problemáticos en beneficios de una relación estrecha y fructífera que favorezca el:
DESENCUENTRODESINTERÉSINCOMUNICACIÓNDESCONOCIMIENTO
Superar así el distanciamiento para vivir un mayor acercamiento. Para, finalmente, consolidar una relación de compromiso entre ambas partes. Pues sólo cuando sentimos un compromiso real por la infancia y la adolescencia, podemos tomar acciones para su óptimo desarrollo y bienestar.