Escritora y Periodista
¿A qué sabe la luna? Un recorrido por la fantasía y los valores
Los años de la infancia son esos en los que papás y mamás podemos disfrutar de compartir con nuestros peques un millón de fantasías. La inocencia e infinita ternura de ese tiempo nos da pie a generar los más bonitos momentos, y el compartir de la lectura es uno de ellos. Con ¿A qué sabe la luna? Nos encontramos con una enternecedora historia, ideal para contar antes de dormir, en la que muchos animales se disponen a hacer un bonito trayecto para probar la luna. Su autor, Michael Grejniec, natural de Polonia, es uno de los referentes actuales de la literatura y la ilustración para niños.
La historia de ¿A qué sabe la luna?
¿A qué sabe la luna? Es un auténtico viaje por la fantasía y la ilusión. Narra la historia de un encantador grupo de animales que tenía muchos deseos de saber cuál era el sabor de la luna. Pero estaban demasiado lejos para probarla.
Un buen día, la valiente tortuga tomó la decisión de subir una colina. Creyó que, desde allí, le sería fácil coger un trozo de luna. Pero aún habiendo llegado a la cima, estaba muy lejos. Entonces llamó al elefante y le pidió que se subiese a su caparazón. Quizás con su larga trompa alcanzaría a la luna.
Pero la pícara luna se dio cuenta del juego de los animales y se alejó un poco más. La siguiente en ser llamada fue la jirafa, que con su larguísimo cuello se estiró y se estiró, pero tampoco logró morder la luna, que de nuevo se había alejado.
Los demás animalitos fueron llegando de uno en uno: la cebra, el león, el zorro y el mono. Todos hacían sus mayores esfuerzos para lograr morder un trocito de luna, pero ella se daba cuenta a tiempo y se alejaba, justo cuando estaban a punto de lograrlo.
El último de todos fue el más pequeñito: ¡El ratón! El ágil animalito subió en un salto el caparazón de la tortuga y de allí fue escalando por las espaldas de todos los demás. La luna, ya cansada de aquel juego y viendo que el ratón era en verdad muy pequeño y parecía inofensivo, decidió no moverse.
Entonces el diminuto ratón logró asestarle un mordisco a la luna ¡Y al fin pudo conocer su sabor! ¡Era exactamente el de la cosa que más le gustaba en todo el mundo! Fue compartiendo el trocito de luna con todos los demás animales, y les pareció lo mismo. Disfrutaron de aquel bocado como lo más rico que hubiesen comido.
Esa noche, los animalitos durmieron todos juntos y muy felices. Por su parte, el dulce pez, que lo había visto todo desde su hogar, se preguntaba por qué habrían hecho todo aquel esfuerzo por alcanzar la luna del cielo, si allí mismo, en el agua, había una más cerca.
Una lección de trabajo en equipo
Este precioso libro de formato grande y tapa dura es recomendado para niños de entre cinco y seis años de edad, aunque hay papás y mamás que se los leen a sus peques más chicos.
Se trata de una historia en la que impera la dulzura. Con bellas ilustraciones van apareciendo muchos animalitos, desde el enorme y poderoso elefante hasta el minúsculo ratón. Y todos se unen por una causa en común: ¡Probar la luna!
La historia nos transmite los valores del trabajo en equipo, el compañerismo y la solidaridad, como ingredientes que, estando unidos, nos pueden ayudar a alcanzar cosas que parecen imposibles.
Los animales son diferentes entre sí, pero es la unión de sus habilidades y la disposición de trabajar juntos por un objetivo en común, lo que los ayuda a alcanzar su sueño de darle un mordisco a la luna. Una preciosa historia que, desde la fantasía, incentiva los valores.
Lo que más nos ha gustado
¿A qué sabe la luna? es uno de esos libros infantiles que se ha convertido en clásico. Lo que más nos ha gustado es la dulce forma de relatar la historia. Cada animalito pone todo su esfuerzo, y unidos alcanzan esa meta que los hace felices.
Las ilustraciones son otro punto a destacar. Los animales están dibujados con cierto realismo, que ayuda a los niños a identificarlos con claridad. La luna es la gran protagonista en muchas de las páginas.
Conclusiones
En conclusión, ¿A qué sabe la luna? es una preciosa historia en la que la fantasía y los valores se combinan a la perfección. Una torre muy alta de animales logra coger un trocito de la luna, y con ello demostrar a nuestros peques el valor del trabajo en equipo y la solidaridad. Un bello cuento para compartir en familia.
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