Articulista y asesora de lactancia
¡No me quiero bañar!
Bruno se resiste a bañarse, ha debido tener alguna mala experiencia en el pasado con el agua provocando un sentimiento de rechazo. Sus padres, preocupados por las consecuencias que la falta de higiene pudiese tener en su hijo, intentan hacer todo lo posible para que las cosas vuelvan a ser como antes y él recupere las ganas de chapotear en el agua. ¿Qué estrategias emplearán para lograrlo? ¿Conseguirán que Bruno finalmente acepte bañarse?
Un cuento en el que veremos como la imaginación y el juego se unen como estrategias educativas mucho más eficaces que cualquier otra.
“La limpieza es la mitad de la salud”
Con esta cita de Benjamín Franklin se pone de manifiesto el valor de la higiene en nuestra vida diaria. Y es que, si bien es cierto que limpiar nuestro cuerpo a diario previene de enfermedades y es un indicador que nos lleva a tener una vida saludable no es lo único que importa. La otra mitad de la salud, la mental, es tan importante como la física y a través de este cuento podemos ver cómo para conseguir una buena higiene corporal debemos ahondar primero en el bienestar emocional.
Una oportunidad para practicar la escucha empática
Los padres de Bruno intentan convencerlo para que se bañe: ¡venga, si es divertido!, ¡te encanta hacerlo! Pero, pronto se dan cuenta que estas palabras no surten ningún efecto pues están muy lejos de lo que Bruno está sintiendo en esos momentos.
Apelan entonces a los argumentos lógicos, quizá si le dicen por qué es bueno bañarse y qué se consigue con ello pueden hacerle entrar en razón. Le indican que se relajará, dormirá mejor, y que deshacerse de los bichitos de la suciedad es importante; pero esto tampoco parece apaciguarlo.
Bruno entonces expone sus razones: no quiere bañarse porque le da frío y además no le gusta desvestirse solo; y continúa con su pataleta.
Tenemos aquí una buena oportunidad para empatizar con el pequeño y tratar así de ponernos en su lugar para desde ahí lograr una solución conjunta. Le podríamos pedir de una forma relajada que nos dé más detalles de su problema, cuando se inició este y cómo cree él que se sentiría más cómodo en el baño llegando así a establecer una serie de alternativas consensuadas por ambas partes. Estas podrían ir desde variar la frecuencia o la hora del baño hasta modificar el modo de hacerlo (quizás entrando poco a poco en el agua hasta lograr, con el paso de los días, la inmersión completa).
La imaginación como herramienta en la crianza
Sus padres, viendo que el empleo de la lógica no les está funcionando con su hijo y, en aras de conseguir su objetivo, echan mano, de forma muy acertada, de la imaginación.
De esta forma Bruno se siente atraído a darse un baño demostrándonos cómo el placer de hacerlo va mucho más allá de la lógica, pues cuando él soñaba con volver a bañarse no lo hacía pensando en los bichitos que había que limpiar sino en lo bien que se lo iba a pasar jugando con el monstruo de las burbujas.
Así con un poquito de jabón surgirá Bubble Monster y con él una experiencia de baño llena de juegos, imaginación y ¡hasta disfraces!
La autora
Esta fue la forma que Mirian (@ayrim_writer), la autora, encontró para que su hijo le cogiese el gusto a bañarse. Licenciada en filología inglesa acostumbra a hablar en inglés con él y es por eso que el nombre del personaje “Bubble Monster” (monstruo de las burbujas) surge de forma natural en este idioma. A través de la imaginación su hijo colaboró en todo el proceso del baño surgiendo así la idea de hacer pedagogía a través de este cuento.
El libro
Narrado en letra cursiva y con un lenguaje claro y sencillo este cuento es perfecto para la lectura independiente en primeros lectores, pero también es ideal para ser leído por los padres.
Arantxa, la ilustradora, diseña unas realistas ilustraciones que, según palabras de la autora, se han acercado bastante a la idea que ella tenía. Así podemos ver muchas ilustraciones con la bañera como protagonista, pero adquiriendo cada una un matiz distinto, acompañando a la perfección el transcurrir de la historia. Por su parte el monstruo de burbujas es representado bajo una apariencia amistosa y dulce, convirtiéndose en el mejor amigo imaginario que Bruno pudiese tener.
Lo que más nos ha gustado
Nos ha gustado como a través de la imaginación y la participación podemos convertir, lo que a priori es un problema muy preocupante para los padres, la falta de higiene y las consecuencias que esta conlleva, en algo realmente disfrutable y que el niño recordará de su infancia como es el personaje del monstruo.
Conclusiones
Es un libro que representa una problemática muy habitual en los peques de diferentes edades como es el rechazo al agua sirviéndonos de herramienta educativa no solo para promover el valor de la higiene sino para mostrar cómo, una vez más, la crianza respetuosa a través de la escucha empática y del juego van mucho más lejos que un sermón “pedagógico”. Por eso resulta ideal tanto para padres como para educadores.
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