Escritora y Periodista
La ovejita que vino a cenar, una fábula sobre la amistad
La esencia de la verdadera amistad, la tolerancia, el respeto a las diferencias y la generosidad de corazón son algunos de los valores que podemos transmitir a nuestros niños y niñas con La ovejita que vino a cenar. Esta dulce historia del escritor e ilustrador británico Steve Smallman nos lleva a visitar la casa de un lobo que, estando hambriento, en vez de devorar a una ovejita, la convierte en su amiga.
¿Cuál es la historia de La ovejita que vino a cenar?
La ovejita que vino a cenar es una encantadora fábula en la que un amenazante lobo y una indefensa ovejita, se hacen amigos. El lobo está una noche muy tranquilo en su casa, a punto de comer una sopa de verduras, y lamentándose por no tener un rico estofado para cenar.
Justo en ese momento, alguien llama a la puerta. Es una pequeña ovejita, que viene tiritando de frío. El lobo se alegra mucho, pues cree que podrá cumplir su sueño de cenar un rico estofado. Pero la pobre ovejita no deja de temblar, y entonces el lobo le ofrece un asiento cerca de la chimenea, pues no le gusta que la comida esté fría.
Mientras el lobo busca en su libro de cocina la receta para cocinar a la ovejita, a ella le empiezan a sonar las tripas. ¡Tiene mucha hambre! El lobo piensa en que, si se la come así, teniendo ella tanta hambre, puede sufrir una indigestión.
De sus propios ingredientes le ofrece una zanahoria, que la ovejita devora en segundos. Tan rápido se la ha comido, que le da hipo. Y entonces el lobo ve un nuevo obstáculo. Si se come a la ovejita así, puede que le de hipo a él también.
Intentó todo para quitárselo: la lanzó por los aires, la sujetó por las patas y le hizo dar muchas vueltas, pero nada lograba que pasara el hipo. Entonces el lobo acercó a la ovejita a su pecho. Ella se acurrucó bajo el pelo de su hocico, lo abrazó y por fin el hipo se fue.
Para el lobo fue algo completamente extraño. ¡Era la primera vez que su cena lo abrazaba! Se acercó a la chimenea con la ovejita dormida en su regazo. Olía tan bien, que se convenció de que si la comía de un mordisco mientras dormía, no se sentiría mal.
Pero cuando estaba a punto de hacerlo, despertó, para darle un gran beso en la mejilla. El lobo se levantó molesto. Le gritó a la ovejita que debía irse, pues él era un lobo feroz y hambriento, y si se quedaba, terminaría por devorarla. La abrigó con una manta y la sacó de su casa.
Pero afuera estaba oscuro y frío. La ovejita insistía tocando la puerta, y el lobo empezó a cantar para ignorarla. Dejó de escucharla al poco tiempo, pero no se quedó tranquilo. ¡Al contrario! Empezó a pensar que la pequeña pudo haberse congelado, perdido o incluso se la podían haber comido.
Salió desesperado entonces, a buscarla por todo el bosque. No la encontró y regresó triste y decepcionado. Pero, ¡Vaya sorpresa! Al regresar a casa, junto a la chimenea, se encontró con la ovejita, que no tenía ningún otro lugar a donde ir.
Le pidió que se quedara, y ella, inocente, le preguntó si no la comería. El lobo se dio cuenta de que no podía comer a una ovejita que lo necesitaba, y entonces con todo su amor, la invitó a cenar, compartiéndole de su sopa de verduras.
Un cuento que inspira a la generosidad y la amistad
Con La ovejita que vino a cenar nos encontramos con una fábula realmente adorable, en la que se combinan los elementos propios de la fantasía y los cuentos infantiles más tradicionales, con un mensaje de amor y valores encantador.
Se trata de un libro de tapa dura y formato mediano, ideal para niños y niñas entre los cuatro y ocho años de edad. Con adorables ilustraciones, en las que el color y la ternura dominan, este cuento nos hace sumergirnos en el nacimiento de una inusual, pero muy valiosa amistad.
Lo que más nos ha gustado
El manejo de la temática es lo que más nos ha gustado de esta historia. Su planteamiento es bastante clásico. Casi todos hemos escuchado algún cuento infantil en el que aparece un lobo feroz y otro animalito que bien podría ser su presa.
Pero en este caso, ante la naturaleza depredadora, impera el sentimiento, la emoción. El poderoso lobo se encuentra con una ovejita que le ofrece su cariño, su ternura, y además le necesita. Lejos de devorarla, la cuida y le ofrece posada, alimento y amistad.
Conclusiones
Esta adorable fábula combina la tradición y los valores, para aportar hermosas lecciones a nuestros niños y niñas. Dejando el egoísmo de lado, el lobo es capaz de conectarse emocionalmente con la ovejita, aprendiendo sobre generosidad, protección y amistad verdadera.
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