Filóloga y Maestra
Un título que sorprende
Lo primero que llama la atención en este cuento es su largo y extraño título ¿Una soleada noche? ¿De un frío verano? ¿Y eso cómo va a ser?
Así de sorprendente es el libro escrito e ilustrado por Ana Marín Dos Santos y editado por Babidi-Bú el pasado año 2021. Pertenece a la colección La mirada de Daniel, que reúne títulos relacionados con Inteligencia Emocional.
El libro se abre con una emotiva dedicatoria de la autora a su hijo en la que rápidamente identificamos a Ana Marín y su hijo como protagonistas del libro y las ilustraciones.
Una historia y su porqué
Álvaro, como cada noche, remolonea para irse a la cama, siempre pide cinco minutitos más. Su mamá decide tentarlo con un cuento, como cada noche hacemos millones de madres y padres en todo el mundo. Un momento mágico de conexión con los hijos que se hace totalmente necesario tengan los peques 4 meses, 4 años o incluso 14.
Comienza entonces la madre el relato de lo que sucedió una soleada noche de un frío verano. El oxímoron causa sorpresa y sonrisas en Álvaro ¿qué clase de cuento es ese? ¿uno de personajes y mundos fantásticos? Su mamá le explica que no, que a veces tendemos a pensar que las cosas son solo como las vemos o como las percibimos nosotros, como que el tiempo es una sucesión de día y noche en 24h, pero no es así y Álvaro está a punto de descubrirlo.
El cuento que el pequeño protagonista escucha con atención (y sin acordarse ya del enfado por haberse tenido que meter en la cama) se sitúa en Akureiky, Islandia, y tiene como protagonista a Helgi, un niño como él, que también pensaba que su realidad de seis meses de luz y seis meses de oscuridad era común a todos los niños del mundo.
Todo esto a Álvaro le produce mucha curiosidad, pero pronto la lectura del cuento de Helgi pasa a un segundo plano por la conversación que entablan madre e hijo sobre emociones y sentimientos, sobre conductas y patrones aprendidos y sobre lo bonito que es reconocer y aceptar todas las emociones como válidas y necesarias.
Lo bueno de las emociones que nos “vendieron” como negativas
Álvaro y su madre hablan sobre el miedo o el enfado que no siempre son esas emociones negativas que hay que reprimir porque algunos adultos se empeñan en censurarlas cuando de niños las expresamos. El miedo y el enfado pueden ser, a veces, el resorte que ponga en marcha nuestro valor para hacer cosas o el coraje para luchar contra injusticias.
Los dos continúan desgranando ejemplos de su día a día cotidiano, como el enfado por no dejarle cinco minutos más de juego antes de irse a la cama, el enfado cuando no nos tratan bien o no nos salen las cosas como queremos, la ira de ver una injusticia ante nosotros, etc.
Álvaro incluso entiende que las emociones que a priori son positivas, como la alegría, a veces no resultan apropiadas, como cuando él se ríe en clase con sus compañeros mientras la profe intenta explicar. O que reírse a carcajadas y hablar alto en plena noche puede resultar molesto para los vecinos que intentan descansar, aunque a ellos esa conversación tan productiva les haya llevado a emocionarse y reír antes de acostarse.
Una gran enseñanza
El cuento nos ha parecido un buen recurso para usar con los peques, una manera de acercarnos a las emociones, sobre todo a aquellas que normalmente nos son censuradas (“No llores”, “no tengas miedo”, “no te enfades” …) Este cuento ha sido, también en casa, el desencadenante de una gran conversación familiar que giró en torno a la importancia del reconocer y validar todas nuestras emociones:
“Al igual que has de saber que no todos los veranos son cálidos ni en todas las noches hay oscuridad, también has de saber que todas las emociones no son siempre buenas o malas, pero siempre son válidas”