Maestra de Educación Infantil y Psicopedagoga
Educación y Crianza: de la teoría a la práctica
Llegar a la maternidad y paternidad es dar un giro de 360 grados en nuestra vida, está lleno de retos, de aprendizajes, de experiencias, de conocimientos, es una carrera de fondo, es un proceso con el que iremos creciendo, tomando conciencia, encontrando piedras y también oportunidades, sobre todo son momentos de crecimiento personal que nos llevarán a ver versiones nuestras que no conocíamos.
En este proceso dejamos atrás esa paternidad o maternidad idealizada, donde todo es fácil, bonito, tranquilo, agradable…y nos adentramos en la realidad, en los retos del día a día, en resolver conflictos, buscar soluciones, fomentar nuestra creatividad, conocer profundamente a nuestros hijos e hijas para poder realizar nuestra función de la mejor manera posible.
La maternidad y paternidad están llenas de retos diarios, aprendizajes, cambios, conciencia…muchas veces todo lo que sabemos o nos han contado se aleja de lo que vivimos cada día.
Los primeros pasos que podemos dar es hacernos preguntas sobre lo que queremos conseguir en nuestra crianza, qué buscamos, a dónde queremos llegar en la educación que ofrecemos a nuestras hijas e hijos.
- ¿Qué dificultades encontramos en el día a día de nuestra crianza?,
- ¿Se aleja mucho de lo qué sabíamos, de lo que nos habían contado, de lo que esperábamos?,
- ¿Leemos, nos formamos, nos conocemos lo suficiente?
- ¿Buscamos ayuda en esos momentos o situaciones que nos sobrepasan en el día a día?
- ¿Reproducimos siempre patrones heredados, o somos conscientes de aquello que queremos cambiar en la educación de nuestros hijos?
Factores que influyen en la Crianza y Educación de nuestros hijos
Conocer éstos cuatro factores, ser conscientes de ellos nos da la oportunidad de llevar a cabo ciertos cambios que afectarán de manera positiva en las relación que tenemos nuestros hijos e hijas.
Son cuatro puntos claves para poder cambiar nuestra mirada hacia nuestros niños y niñas y hacia nosotros mismos.
Mirarnos con compasión, tenernos en cuenta, saber que somos humanos y que el error forma parte del proceso y que es aprendizaje, puede ayudarnos a sentirnos más tranquilos en nuestra crianza.
Expectativas: tener expectativas de cómo queremos que sean nuestros hijos, cómo queremos que se comporten, lo que esperamos de ellos…nos lleva a hacernos ideas equivocadas de la realidad y esto hace que sintamos frustración, incluso rabia, de que no hagan lo que nosotros esperamos de ellos, pero aceptarles tal cual son, respetarles en sus decisiones y afrontar las situaciones según llegan nos ayuda a evitar esas expectativas que lo único que hacen en alejarnos de ellos y ellas.
Gestión emocional propia: muchos adultos hemos crecido con frases cómo ‘No es para tanto’, ‘Por eso no se llora’, ‘Deja de quejarte’, ‘Calladita estás más guapa’…y todo ello no nos ayuda a la hora de gestionar nuestras emociones respecto a nuestros hijos e hijas, se nos hace difícil dar aquello que no hemos tenido. Hacernos conscientes y poder trabajarlo nos ayudará tanto a nosotros como a ellos y ellas. Simplemente si nos preguntamos ¿Cómo me gustaría ser tratado en ciertas circunstancias o cuando algo me duele, me preocupa, me da miedo…?, ya nos hace dar un giro a la validación de lo que están sintiendo ellos y ellas y poder abordarlo desde otra perspectiva.
Necesidades no cubiertas de los padres y madres: nuestras propias necesidades son también muy importantes y juegan un papel fundamental en la crianza y educación de nuestros hijos e hijas. Cuando nos convertimos en padres y madres, a veces, nos dejamos de lado para atender principalmente a nuestros tesoros, sin darnos cuenta, que el no cuidarnos ni tenernos en cuenta a la larga va a traer consecuencias y van a repercutir en nuestro estado de ánimo. Siempre recuerdo esta frase, que aunque es un tópico es muy cierta: ‘Para poder cuidar, primero hay que cuidarse’. ¿Cuánta importancia damos a nuestro descanso, tiempo personal, deporte, diversión, momentos en pareja…?, parece que los padres y madres no tienen derecho a ello, es como si pasáramos a un segundo plano y eso a lo largo del tiempo pesa.
¿Nos paramos a pensar qué nos sucede cuando no cubrimos nuestras necesidades?: nos sentimos mal, nos enfadamos con mayor facilidad, reaccionamos de formas poco adecuadas…
Desconocimiento del desarrollo de nuestros hijos e hijas: muchas veces nuestros hijos e hijas se están comportando de manera adecuada a su edad y desarrollo (rabietas, etapa del No, rebeldía, autonomía, movimiento, exploración, preguntas…), conocer las etapas que pasan según su edad nos ayudará a tener otra mirada y a saber que su comportamiento, sus respuestas, sus motivaciones… son normales y adecuadas.
Acompañar a niños y niñas desde el autoconocimiento es darles alas para volar y al mismo tiempo darnos tregua a nosotros y nosotras mismos.
Poder llevar una maternidad y paternidad tranquilas y con conciencia es posible, sólo tenemos que aprender a navegar nuestra propia barca, sabiendo que habrá momentos donde el temporal nos zarandeará y que en otras ocasiones estará calmado, saber cómo funcionamos como padres y madres y cómo son nuestros hijos e hijas (qué sienten, piensan y necesitan) nos facilitará nuestra labor. Siempre teniendo en cuenta que podemos equivocarnos, tener malos momentos, estresarnos, emocionarnos, acertar.Somos humanos y tener conciencia de aquello que podemos dar y aquello que nos cuesta más ya nos sitúa en una situación privilegiada para seguir en el camino adecuado.