Maestra de Educación Infantil
¡Si quieres un cambio empieza por ti!
Muchas veces no somos conscientes de la gran capacidad que tiene nuestro alumnado.
Muchas veces queremos encorsetar la educación a un tipo de metodología específica.
Muchas veces no somos conscientes del gran poder que tenemos al ser docentes.
Muchas veces no somos conscientes del mundo que tenemos a nuestro alcance.
Muchas veces alejamos sociedad de educación.
Muchas veces alejamos educación de sociedad.
Pero….
¿Y si decimos SÍ a la unión de escuela y sociedad?
El mundo hace referencia a la sociedad, a todo aquello que debemos vivir y experimentar para poder progresar, no solo en el ámbito laboral, sino también en el personal. Todo ello a través del constante contacto entre personas y el correspondiente intercambio de información.
Dejemos atrás los conocimientos y aprendizajes teóricos y demos caña a los contenidos y aprendizajes prácticos.
Hay muchas metas, logros o desafíos que solo se pueden conseguir estando en constante contacto con la sociedad, enseñando a partir de la aplicación práctica de los diferentes contenidos en situaciones cotidianas. Es decir, que no solo nos limitemos a enseñar o aprender de manera teórica, sino también a través del aprendizaje práctico.
Cuantas veces nos hemos preguntado:
¿Para qué me habrá servido estudiar esto si luego no lo utilizo en el día a día? ¿De qué me sirve estudiar aquello si a mí no me interesa? ¿Por qué debo estudiar eso por obligación? ¿Es necesario enseñar aquello si yo como docente podría enseñarlo con otra aplicación práctica?…
Preguntas y más preguntas que nos vienen a la mente casi diariamente y que muchas de ellas, en gran parte, se han quedado sin respuestas ¡Hasta hoy!
No hay una solución única a todas esas cuestiones que se nos plantean cuando aprendemos contenidos nuevos, pero yo sí tengo una solución…
¡Demos una vuelta al sistema educativo!
Os planteo una pregunta ¿de qué sirve saber mucho en cuanto a conocimientos o contenidos teóricos si luego somos incapaces de poder solucionar cualquier tipo de situación que se nos plantea en nuestro día a día?
Si buscamos diversidad, la escuela también debe ofrecerla.
¿Cuántas veces hemos visto al alumnado comerse el mundo en situaciones cotidianas, en casa, con las familias, en el patio del colegio o con las amistades, pero se han empequeñecido cuando hemos ido al centro de salud, al ayuntamiento o por ejemplo a renovar el DNI?
Bajo mi punto de vista como docente, considero que debemos enseñar para la vida diaria. Es decir, los contenidos aplicarlos a las diferentes situaciones cotidianas. Dejemos atrás los conocimientos y aprendizajes teóricos y demos caña a los contenidos y aprendizajes prácticos.
Para poder llevar a cabo todo esto sería necesario aprender con situaciones prácticas.
Pero, para que todo esto se pueda llevar a cabo es necesario…
¡Demos una vuelta al sistema educativo!
Dar un giro al cómo enseñar y al cómo aprender
Cada persona es diferente, y por ello no podemos encorsetar a un grupo de alumnos y alumnas a una metodología específica. Si buscamos diversidad, la escuela también debe ofrecerlo y para ello no podemos ceñirnos a una manera de enseñar y en consecuencia a una manera de aprender. Debemos entender la palabra diversidad en todos sus ámbitos.
Necesitamos enseñar adaptándonos a los diferentes ritmos de aprendizaje en el aula, a las diferentes necesidades del alumnado y sobretodo poniendo atención a los diferentes centros de interés. ¿Cómo podemos conseguirlo?
Para ello debemos dejar atrás el cómo queremos enseñar como docentes y poner atención al “Cómo aprende nuestro alumnado”. Hay muchas veces que como docentes nos cerramos en querer enseñar de una manera y la razón normalmente suele ser “siempre lo he hecho así y me ha funcionado” Vale, pero tal vez ya no te sirve, porque igual que la sociedad avanza, la escuela también. Si en la sociedad está en constante cambio o evolución, ¿por qué la escuela no debería hacerlo?
En muchas ocasiones pensamos que es el alumnado el que no escucha, no atiende o no aprende, pero hay que ir más allá, hay que preguntarse el porqué de ello.
¿De qué sirve saber mucho en cuanto a conocimientos o contenidos teóricos si luego somos incapaces de poder solucionar cualquier tipo de situación que se nos plantea en nuestro día a día?
Para poner a atención a ese porqué debemos conocer las inquietudes, los gustos, los objetivos y cómo interactúan mutuamente y a partir de ahí orientar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
De ahí la necesidad de unir escuela y sociedad.
Consejos para que todo esto deje de ser un deseo y se convierta en realidad:
- Debemos hacer protagonista al alumnado en cada una de las situaciones cotidianas. En este caso sería recomendable que se sientan partícipes de cada uno de los momentos diarios, tanto en casa como fuera de casa. De esta manera poco a poco, irán adquiriendo más protagonismo.
¿Cómo lo podemos lograr?
Por ejemplo, para hacer la compra, podemos pedir su opinión sobre qué comida es mejor comprar, a la hora de cocinar enseñarles cómo deben utilizar cada utensilio de cocina, o por ejemplo para preparar la vuelta al cole sentarnos juntos y pensar el material necesario e ir a comprarlo.
- También otorgarles responsabilidades que conlleven unas consecuencias. En este caso por ejemplo, dejarles llevar la iniciativa en diferentes situaciones cotidianas, en este caso su autonomía se irá desarrollando.
¿Cómo lo podemos lograr?
Por ejemplo, una buena opción es dejarles llevar la iniciativa para comprar un billete para viajar al pueblo de al lado o a otra ciudad. Si no saben hacerlo correctamente y pierden dinero. Seguro que en la siguiente ocasión ponen mayor atención para poder sacar el billete o buscan soluciones para poder sacar el billete adecuado; preguntando o leyendo más los carteles de información.
- Darles la opción a equivocarse tantas veces como sea necesario. Muchas veces tomamos la iniciativa de adelantarnos a las diferentes situaciones y decimos “sé que se va a equivocar, le ayudo”. Error. En este caso no les estamos ayudando, al contrario, los estamos sobreprotegiendo.
¿Cómo lo podemos lograr?
Dejando atrás los miedos, las preocupaciones y tener como lema “El que no arriesga no gana”. ¿Qué más dará si arriesgamos y fallamos? ¿Realmente vale la pena no arriesgarse por lo que queremos por si fallamos? Yo creo que no.
- Debemos motivarles para que crezcan con seguridad y autoconfianza. Por situaciones de la vida, el lograr nuestros objetivos o nuestras metas no es una línea recta. Muchas veces tendremos inconvenientes, personas que nos digan no puedes, vas a fracasar, pero hay que tener seguridad y autoconfianza.
¿Cómo lo podemos lograr?
Ayudándoles a desarrollar una personalidad propia y que tengan la valentía de, ante muchos inconvenientes que les pueda plantear la vida para lograr sus sueños, que sean mucho más fuertes que esos miedos o esos fracasos.
Y ahora que has leído este artículo, te planteo una pregunta: ¿Consideras que la unión de escuela y sociedad es necesaria?